viernes, 23 de enero de 2009

UN MUNDO AGUJEREADO


El 22 de diciembre la televisión se pasa la programación entera hablando de la lotería y se dedica a hacer más apología, si cabe, de la felicidad que proporciona el dinero. En las pantallas sólo sale gente alegre que baila al son del vil metal y se rocía con champán. Cuando les preguntan qué van a hacer con lo ganado responden que tapar agujeros.

Uno de los ganadores del premio gordo en 2008 fue un emigrante que antes de la buena nueva contaba en su cartilla de ahorros con diecisiete euros. Explicó que los diecisiete habían sido veinte, pero que su caja/banco le había cobrado tres de comisión. ¡Hostias! ¿¡Tres euros de comisión!? ¿Qué comisión es esa? Más que comisión parece usura. Con esos tres eurillos el emigrante ya tapaba los agujeros del banco. Tras el triunfo pasó a tener trescientos mil diecisiete euros. Y el tío va y los ingresa allí, en el banco/caja/cueva de Ali Baba para que con ellos la entidad ya no tape agujeros sino socavones. Y la tele, en su afán por reforzar el sistema, insiste en contarnos la de oportunidades que tenemos: de diecisiete, el ex pobre emigrante, ha pasado a trescientos mil. Alguien debería hacer periodismo de investigación para saber cuánto le va a costar al emigrante tener la pasta en la entidad. Pero ese periodismo, como el dinero de la lotería, hace tiempo que se escapó por un agujero.

Para la revista 943
Imagen de Getty Images

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