Aunque parezca mentira, la tele nuestra de cada día tiene la capacidad de reinventarse. En esta ocasión lo ha hecho sacando del trastero la “máquina de la verdad” para atacar la dignidad que se le supone al ser humano siempre que no haya dinerillo en juego. El programa del que voy a hablar se llama El juego de tu vida, es un concurso y se puede ver en Tele 5. Un pariente o amigo del concursante cuenta en redacción la vida de éste hasta llegar al lado oscuro. Luego cogen al protagonista, lo atan a la máquina y le empiezan a hacer preguntas sobre lo que ha contado el otro. Las respuestas tienen que coincidir y se paga por acierto. Son preguntas que van a la yugular, incómodas de cojones y que al final cuentan la vida del concursante en su aspecto más morboso. La madre de uno de los concursantes debió hablar largo y tendido sobre las tendencias sexuales de su hijo y por eso, ya en antena, pudimos saber que el chaval lo había pasado bastante mal hasta el momento en que llegó a comprender y a aceptar su bisexualidad. Bueno, como documento humanista podría estar muy bien de no ser porque le llegan a preguntar, entre otras cosas, si era verdad que había ingresado en urgencias por sus prácticas sexuales. Y el pobre chico allí, pasando las de Caín mientras reconocía sus hazañas bélicas y de paso ganaba algo de pasta. La suegra de otra concursante había largado las de Dios es Cristo ante los redactores del programa y gracias a eso supimos que ella había sido infiel a su marido, que no era capaz de asegurar la paternidad de su hijo, que a la suegra la despreciaba, la hacía de menos y la consideraba inferior a pesar de vivir con ella en su casa, en la de la suegra, se entiende. Todo esto con el marido, que en este caso también era hijo, delante, con cara de tonto o de circunstancia, que suele ser la misma. El caso es que la concursante tuvo un fallo en una respuesta y se vio de patitas en la puta calle con setecientos eurillos que no le daban ni para alquilar una pensión. Y uno se pregunta si le sobrarán arrestos para volver a casa de la suegra y visto lo visto y oído lo oído, seguro que sí, aunque sea en plan “de perdidos al río”, que es como había ido esta familia al programa. Lo que es capaz de hacer la gente por dinero…
Para 943
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