Amin Maalouf (Líbano 1949) llegó a París a mediados de los setenta, exiliado de la guerra civil que sufrió el Líbano en aquellos tiempos. Hasta ese momento el Líbano había sido lugar en el que multitud de comunidades culturales vivían en armonía. Su propia familia pertenecía a la religión greco-católica. Cuando Maaluof llegó a Europa, no pudo evitar verse a sí mismo como un extranjero a caballo entre dos civilizaciones. Entre dos geografías muy definidas, marcadas y separadas. De ahí que el intelectual plantee el deber moral de eliminar los malentendidos y desconocimientos entre civilizaciones que no son sino causas de conflictos. Ese será el objetivo final de todos sus libros.
Las novelas de Maalouf suceden en ese marco multicultural que es el mar Mediterráneo. En esos espacios geográficos que son Oriente y Occidente. En la cuna de las civilizaciones de las tres grandes religiones. Le preocupan especialmente los conflictos religiosos surgidos en estos espacios. Conflictos generados por el choque de culturas muy arraigadas. Maalouf piensa que son solucionables siempre y cuando haya una voluntad de solución, un encuentro entre civilizaciones que lleve a una unidad cultural diferenciada. Lo que a primera vista podría parecer una utopía tiene su reflejo real en la historia. El maniqueísmo, la doctrina de Mani, unió tres religiones en una. Sin diferencia de dioses o de credos, todos juntos en una misma fe. Maalouf se muestra como un Mani actual que utiliza sus novelas como vínculo de unión. Su narrativa niega la escisión entre Oriente y Occidente, basada en la no aceptación del otro, y aboga por una tolerancia mutua, también similar, dice, a la que en su día hubo en Al-Andalus. No pierde de vista lo que denomina la “falla horizontal”; concepto que divide el mundo entre Norte y Sur.
Maalouf es consciente de la tremenda grieta que separa y enfrenta a las civilizaciones más antiguas. El mundo se ha constituido a partir de asociaciones geográficas, religiosas y culturales en las que se agrupa el ser humano. Así han surgido las civilizaciones y las grandes religiones monoteístas. Conoce el papel que éstas juegan. La historia no ha dejado de recordarnos que los conflictos entre pueblos continúan latentes. Él mismo ha podido comprobarlo. Y las diferencias serán mayores cuanto más grandes sean las civilizaciones que las protagonicen. Busca una alternativa a la posible catástrofe. Un punto de equilibrio en el que la paz y la concordia sean posibles a pesar de las posiciones encontradas durante tantos años. Ese punto de equilibrio es la aceptación del otro, de su circunstancia, orígenes y raíces. Cuando las civilizaciones sean capaces de entender que las religiones sólo son una parte de ellas, nunca un todo, habremos llegado a una sociedad sin fisuras y a una convivencia pacífica. La “falla horizontal” es el resultado de la falta de entendimiento habida durante años.
Las novelas de Maalouf suceden en ese marco multicultural que es el mar Mediterráneo. En esos espacios geográficos que son Oriente y Occidente. En la cuna de las civilizaciones de las tres grandes religiones. Le preocupan especialmente los conflictos religiosos surgidos en estos espacios. Conflictos generados por el choque de culturas muy arraigadas. Maalouf piensa que son solucionables siempre y cuando haya una voluntad de solución, un encuentro entre civilizaciones que lleve a una unidad cultural diferenciada. Lo que a primera vista podría parecer una utopía tiene su reflejo real en la historia. El maniqueísmo, la doctrina de Mani, unió tres religiones en una. Sin diferencia de dioses o de credos, todos juntos en una misma fe. Maalouf se muestra como un Mani actual que utiliza sus novelas como vínculo de unión. Su narrativa niega la escisión entre Oriente y Occidente, basada en la no aceptación del otro, y aboga por una tolerancia mutua, también similar, dice, a la que en su día hubo en Al-Andalus. No pierde de vista lo que denomina la “falla horizontal”; concepto que divide el mundo entre Norte y Sur.
Maalouf es consciente de la tremenda grieta que separa y enfrenta a las civilizaciones más antiguas. El mundo se ha constituido a partir de asociaciones geográficas, religiosas y culturales en las que se agrupa el ser humano. Así han surgido las civilizaciones y las grandes religiones monoteístas. Conoce el papel que éstas juegan. La historia no ha dejado de recordarnos que los conflictos entre pueblos continúan latentes. Él mismo ha podido comprobarlo. Y las diferencias serán mayores cuanto más grandes sean las civilizaciones que las protagonicen. Busca una alternativa a la posible catástrofe. Un punto de equilibrio en el que la paz y la concordia sean posibles a pesar de las posiciones encontradas durante tantos años. Ese punto de equilibrio es la aceptación del otro, de su circunstancia, orígenes y raíces. Cuando las civilizaciones sean capaces de entender que las religiones sólo son una parte de ellas, nunca un todo, habremos llegado a una sociedad sin fisuras y a una convivencia pacífica. La “falla horizontal” es el resultado de la falta de entendimiento habida durante años.
Para la revista Punto y Coma
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