martes, 11 de diciembre de 2007

MILAN KUNDERA: CIUDADANOS A AMBOS LADOS DEL TELON



El escritor Milan Kundera (Brno, Bohemia, República Checa 1929) es de la opinión de que la novela sirve para narrar aquello que sólo ella puede contar. Así queda explicado en ensayos como El telón o El arte de la novela. La preocupación social del autor está representada en todas y cada una de sus novelas. Su método narrativo empieza en la psicología de cada uno de los personajes. A partir de ella se forma un pensamiento colectivo que dará lugar a la conciencia social, como si de muñecas rusas se tratara. Kundera mantiene en su obra aquella vieja polémica que ya sacudió a la Grecia clásica: ¿es el hombre el que hace a la sociedad o es la sociedad la que hace al hombre?

Milan Kundera tiende a situar las tramas de sus novelas en la denostada Europa del Este, en la Checoslovaquia de la ocupación comunista o en la Chequia recién desocupada. Como él mismo dice, no sólo se vieron anexionados por otro país sino por otro mundo, el del comunismo. Sus protagonistas viven la existencia débil y desorientada de aquellos que ven cómo fuerzas externas ocupan violentamente sus territorios demográficos e intelectuales. Se abandonan entonces a un exilio forzoso y sin rumbo establecido. Recuerdan sus países en pisos extraños o en frías habitaciones de hotel, en ciudades que no les pertenecen, mientras la vida en casa continua y la historia sigue escribiéndose, pero sin ellos. Cuando la tiranía se acaba, el retorno es más doloroso; la ausencia ha generado una falta de pertenencia y de complicidad que les hace sentirse culpables, arrepentidos y casi humillados por la huída. Para Kundera, el europeo está profundamente determinado por la relación con su patria.

La unión de mentes y cerebros crea una sociedad que se rige a partir de valores y conductas. Son seres humanos creando contextos sociales en orden y en armonía. En principio es el hombre el que hace la sociedad. Pero de pronto sucede algo inesperado y el ciudadano de a pie ya no tiene poder ni decisión sobre aquello que siempre la ha pertenecido. La ideología, en este caso extrema, se impone sobre los hombres y hace cambiar la sociedad. Ya no es el ser humano el que hace la sociedad sino las políticas impositivas. La psicología individual queda coartada, sin capacidad de acción, atontada ante un sistema que no sólo no le pertenece sino que además le desvincula. Ahora es la estructura la que moldea al hombre. En esta parte del conflicto, la debilidad genera impotencia, la impotencia huida y la huida pérdida de identidad. Porque al final, el ser humano pertenece a un territorio, se identifica con la estructura política y social por el que éste se rige. La huida es la autodefensa, pero también el castigo eterno, que perdura en la distancia y se acrecienta en el retorno. La paradoja surge en aquellos que se fueron porque no aguantaban y que cuando estuvieron fuera no aguantaron porque se habían ido.-


Lázaro Echegaray para revista Punto y coma

No hay comentarios: