(Versalles s. XVIII- Manhattan finales del s. XX)
Tras “Las vírgenes suicidas” y “Lost in traslation”, Sofía Coppola vuelve a las pantallas con la vida de Maria Antonieta, esa eterna niña austriaca que conoció y disfrutó los placeres y los lujos de una corte banal y superficial como fue la de Luis XVI, en la que llegó a ser reina. Sofía Coppola entiende los avatares de esa corte de una manera moderna y actual. El lujo, el consumo desmedido que intenta saciar el aburrimiento, la fiesta como único modo de diversión para gente despreocupada, absorta de los verdaderos problemas de la existencia. Todo sucede a ritmo de afther punk, de New Order, Robert Smith… igual que en otros films de la directora. Pero en esta cinta la música contribuye a crear un ambiente anacrónico: la vida que llevaban Mariantonieta y sus amiguitas en Versalles (S. XVI) no se diferencia en nada de la que pueden llevar Carrie Bradshaw y las suyas (Sex and the city) en su adorado Manhattan del nuevo milenio: fiestas, dulces, zapatos, vestidos, tonos pastel, consumismo y ñoñería, el capricho y su satisfacción al instante, la chuchería como autoterapia. Princesas en los reinos de la opulencia. Todo sin darse cuenta de que otras gentes, otros mundos menos privilegiados, carentes de todo, piden paso a gritos, o cuando menos atención. Le pasó a Mariantoñeta en su Versalles dorado-doliente un día de 1789. Le pudo pasar a Bradshaw un 11 de septiembre en la Ciudad de Cristal ¿Dónde se inició el consumismo desmedido? Quizás la respuesta a esta pregunta no sea tan importante pero ¿Dónde o cómo terminará?
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