Sale de Bilbao el coche de los geeks en dirección a las estaciones de esquí francesas. Salen de Bilbao a las cuatro de la tarde. En el equipaje para el viaje: portátiles, tarjetas tresgés, móviles multifunción, cámaras digitales, pendrais y por supuesto los gepeeses. Muchos gepeeses. Tantos gepeeses como pasajeros caben en el coche. Y empieza la primera bronca: ¿Por cuál de ellos no guiamos? El mío tiene… así comienzan muchas de las frases que se dicen. Pues el mío… así otras cuantas. Al final deciden analizar uno por uno todos los gepeeses hasta llegar a un acuerdo complicado por exceso de expertos y sobre todo, por querer, cada uno de ellos, imponer el suyo. Pero al final hay consenso, enciende que nos vamos. Accidente en la A8: una caravana les detiene durante tres horas a la altura de Elgoibar. Se encienden los portátiles, se activan las tresgés, los móviles echan humo. Pasan la frontera a las diez y media de la noche. El gepeese elegido marca los desvíos, los semáforos y los trayectos en ciudad cuando toca atravesarlas. El equipo de los geek pasa Lourdes, el geepese dice: adelante; pasan Gabarnie, el geepese dice torrecto, pasan curvas, cuestas, puertos de montaña, un telesquí, el geepese dice másparriba. Han pasado dos horas desde que pasaron Gabarnie. Pasan un paso a nivel, pasan una garita, pasan un bar, bar Mariano, cagonlaputa ¿dónde estamos? Bájate a mirar. Pues dónde coño vais a estar, dice Mariano, en España, allí abajo Panticosa. La Virgen Santa, hemos atravesado el Pirineo y el geepese dice ahora pabajo ¿Qué putamierda geepeses es ese? Dicen todos menos el dueño. Él lo mira, lo remira, lo abre, le saca una tarjeta, la vuelve a meter, hace gesto de notengoniputaidea. Han quitado el gepeese. Han llegado a la estación a las cuatro de la mañana.
Para revista 943
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